El caso Cablevisión, Clarin y el gobierno argentino es uno de aquellos en los que habrá que decir: "el que está libre de pecado que tire la primer piedra".
Viene Gendarmería, y honestamente no es una imagen agradable ver los uniformados controlando el acceso a un edificio corporativo, sea privado o sea público. Me genera un escalofrío vinculado a la memoria emocional. Pero, psicólogos aparte, nadie puede negar que la fusión de Cablevisión y Multicanal fue un tortazo a la competencia y a todos los discursos, aún los neoliberales, que sostenían la teoría del "descreme".
Nunca les gustó que les digan monopolio, pero la realidad canta que lo son. También es cierto que el propio gobierno de Nestor Kirchner autorizó esa fusión, hasta se desplazó al entonces presidente de la comisión de defensa de la competencia por haber demorado el visto bueno y ni hablar de como estallaron los teléfonos para aclarar que no era una fusión sino la creación de un "sistema integral de medios".
Y después me acusan de irónica a mi. Ja!.
Ahora salta al ruedo Supercanal, tradicionalmente visto como uno de los hermanos menores de Cablevisión, porque al igual que Telecentro, al tener una menor estructura fueron los laboratorios para experimentar las nuevas propuestas tecnológicas y de mercado. Supercanal, demostró que "se puede competir con las telefónicas", como aseguraron sus ejecutivos en diferentes exposiciones.
La empresa de Vila-Manzano, con un vocero de lujo como Leopoldo Moreau, aunque hoy nadie lo nombre.
El agua, pasa, el tiempo corre y despeja.
El gobierno puede decir que se equivocó, que no vió lo que se venía, pese a que algunos gritábamos: POBRES USUARIOS.
Cablevisión puede decir lo que quiera, sus trabajadores podrán una vez más salir en defensa de la empresa, Supercanal puede argumentar que su expansión se ve limitada por Cablevisión, pero aún a costo de que alguien me llame "liberal", creo que el único que tiene derecho a protestar es el consumidor, que acá, en Mendoza, en el Sur o en el Norte, sigue sin opciones para ejercer su derecho.
De todos modos, ya saben, yo hablo como si supiera.
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